Sentada bajo un árbol,
oí cantar a la tierra,
sinuoso el viento susurra,
el trinar de los pájaros deja.
Las ramas mecen las hojas,
los árboles lo celebran,
danzando al ritmo del viento...
en armonía, en primavera.
Sentada bajo un árbol,
escuché el crepitar del sol,
fuego ardiente,
luz de vida,
el nacimiento de una cría,
que no deja indiferente
al que siente alegría.
Sentada bajo un árbol,
sentí llorar a mi madre,
lágrimas que alimentan
a toda alma perdida,
que tenga sed de belleza.
Sentada bajo un árbol,
descubrí que nunca duerme,
que la luna es quien vigila,
a aquellos que no sueñan,
pues no hay silencio en la noche,
que la vida es eterna.
Cántame una nana madre,
y no me dejes sentir pena,
si no el delirio del alba,
que al amanecer llega.
Arrópame en tu verde manto,
bajo este techo de estrellas,
quiero escuchar tu canto
a la sombra de mi árbol,
todas las primaveras.
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